La danza siempre ha sido más que un motor en mi persona, desde llegar a ser esa voz interior que siempre ha estado latente...
La danza siempre ha sido más que un motor en mi persona, desde llegar a ser esa voz interior que siempre ha estado latente esperando ser escuchada y experimentada, hasta ser un consuelo reparador en los peores momentos.
La humanidad siempre ha buscado explicar su existencia, explicarse por qué suceden las cosas a su alrededor y a su vez pensando que las cosas buenas son un regalo y las malas un castigo, por un ser/seres superiores. ¿Por qué digo el resumen que siempre nos han dicho en la escuela?... por qué al final es prácticamente lo que seguimos haciendo aún hoy en día ... suceda lo que suceda esperamos que desde allá arriba si alguien nos observa nos de una mano ante lo que sucede en nuestro día a día y si se cumple dependiendo el contexto cultural de origen, busca agradecer de alguna manera ... para mí es por eso que nacieron todas las diferentes formas de arte, eso y a manera de darle voz a esa parte creadora innata que todos tenemos y que en cada uno de nosotros se expresa de maneras diferentes, el arte.
En mí se expresa con la danza y el dibujo, sin embargo me he enfocado a la danza, ¿por que´? por qué como dije antes ha sido mi mejor aliada, pero como en toda relación ha habido momentos de lucha, de rabia, frustración, alegría pero sobretodo de sanación y es allí, durante todo mi proceso personal que descubrí vivir la danza.
Probe ese proceso en el que mi inseguridad, mi miedo al rechazo, miedo a tomar decisiones, mis dudas, la malisima comunicación con mis padres y todo lo que me ahogaba lo transformaba en movimiento ... durante clases, presentaciones, giras ... probaba inhalar y exhalar, usar la fuerza al retumbar la tierra con los pies, en darle expresión a mis brazos, y ofrecer todo lo que me pesaba para expresarlo con el corazón. Convirtiendo la tristeza, en una sonrisa que venía desde lo más dentro de mí ... sentía como al ofrecerlo recibía también. Como si fuese un canal, que recibe y da. Por dentro algo fluye, una fuerza o energía como quieran llamarlo y al final me sentía en paz...
Como si ese momento en el que por un par de minutos podía conectarme con esa fuerza interna y que, gracias a ello tenía la fuerza y la convicción de afrontar sea lo que fuera que estuviera por llegar ... por ejemplo tomar responsabilidad de mis malas decisiones, que tal vez a muchos les es fácil, pero a mí me gustaría guardarlas en una caja y enterrarlas en lo más profundo de la tierra y que el mundo nunca se entere de lo mal que he actuado en más de una ocasión, sin embargo de nuevo la danza justo en esa, mi mayor debilidad me ha ayudado a dejar ir, el que dirán, el peso del juicio, sobretodo el mío ... por que al escuchar a mi cuerpo, puedo conectarme con esa parte profunda de mí, la parte más humilde, amorosa y amable que muchas veces no soy consciente que la tengo y olvido de expresarlas.
Al final siempre estamos conectados entre nosotros, a ese **"SER" **universal y cuando probamos conectarnos con nuestra parte más profunda podemos sentir ese vínculo entre nosotros mismos y por un momento descubrir que no somos el centro del mundo y que está bien ... todos los miedos y dudas que habían, hemos sido capaces de quitarles fuerza y nutrir justo lo contrario a ellos... Tal cual como pienso que lo hacían nuestros antepasados, no importa el origen del mundo tenemos las mismas formas de conectar, de vibrar de sanar ... solo cambia un poco la historia pero se que nadie se resiste a un ritmo musical sin evitar una respuesta del cuerpo.
Este es el contexto de Dansante, una terapia con la danza que gracias a La Jardinera y a Lucía se ha podido desarrollar, para poder ayudar a dejar ir, a soltar y reconectar con nuestro ser profundo, sacar esa luz que cada uno llevamos dentro y que pase lo que pase, sean las pruebas que sean tenemos la fuerza para poder superarlas.