08 de mayo de 2019

Seguridad y Jóvenes

Escrito por: Alessandro Ongetta

Hace casi 30 años trabajo en la seguridad pública y en mi tiempo libre soy instructor de apnea...

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Hace casi 30 años trabajo en la seguridad pública y en mi tiempo libre soy instructor de apnea, una disciplina deportiva en la cual el componente mental es fundamental. De las experiencias acumuladas en el campo, puedo afirmar que hoy la relación entre seguridad y jóvenes ha cambiado sensiblemente.

Hasta hace 30 años, los peligros para un joven entre los 15 y los 25 años se limitaban medianamente a una tremenda borrachera. Normalmente, a nivel psicológico la acción peligrosa tenía un detonador, la necesidad de ser aceptado y acogido por el grupo, para ser parte. Los más desenfrenados podían usar drogas y ser dependientes, pero las personas tóxicas no tenían buena reputación, y raramente eran consideradas personas a imitar.


chica con adiccion


Hoy la lista de situaciones de peligro es mayor, porque están atadas a las dependencias que condicionan a la persona a percibir la sustancia o situación como indispensable para su existencia. La clasificación de la edad considerada en esta relación de seguridad/jóvenes, ha ido en aumento, estadísticas ahora consideran sujetos entre 10 y 30 años.

La posibilidad de caer en la red de las dependencias abarca todos los sectores sociales, jóvenes de “buena familia”, chicos educados, chicos bien vestidos y brillantes. Sin entrar en el campo científico, vale mencionar que el fenómeno de las nuevas dependencias es considerado un peligro, mientras que en la Neurociencia están continuamente categorizando los daños provocados por las dependencias, sean modernas o del pasado, a un nivel cerebral. Esto porque se manifiesta un aumento de casos de psicosis en jóvenes con relación al pasado.


¿Qué ha producido el aumento en encontrar estos peligros?

Son varios factores, algunos denominados de la época, por ejemplo, los medios y la red social, unida al desarrollo tecnológico. Estos permiten que un niño tenga acceso a esa información, consintiendolos interactuar con complejas realidades virtuales, capaces de interferir y condicionar sus elecciones, sin que exista ningún filtro del núcleo familiar o institucional.


chica en bici y realidad virtual


Es como mandarlos al amazonas sin un guía experto que les ayude a evitar los peligros y sin un rescatista que pueda intervenir a tiempo.


¿Qué esta pasando entonces?

Antes la existencia de un joven era marcada por la presencia del núcleo familiar o institucional que podía garantizar la protección de los peligros de la sociedad, hoy los jóvenes son casi siempre llamados a trabajar en autonomía, imágenes, palabras, modelos y comportamientos que les atraen furtivamente y los empujan a imitarlos.

Ellos, son presas por que a los ojos de un joven parece la única manera a seguir para ser aceptados por los grupos de iguales y así ser reconocidos y gratificados. El “Like” en redes sociales sella este mecanismo. La ausencia en una publicación puede crear el peor malestar en un adolescente. Si lo pensamos, el juego es el mismo, pero hoy lo que está en juego es más grande. Basta solo pensar en las cantidades de estímulos negativos ( videos, lenguaje y modelos consumistas ) y nuevas dependencias que han surgido en esta época ( drogas químicas modernas, juegos de azar, super alcohólicos, cyberbullismo, sexting, compras compulsivas, control continúo del smartphone, redes sociales, modas del momento y al final deportes extremos con entrenamiento agotador ).


chicos con celular


Con las drogas modernas no es necesario arriesgarse como antes para conseguirlas, se pueden comprar por internet ( Darknet ), con costos a partir de 5 euros, equivalentes a la mesada ( los jóvenes le llaman la dosis de fin de semana ), y a menudo esas drogas no son ilegales, porque aún no están catalogadas, son substancias modificadas en su composición molecular de manera ingeniosa por parte de los productores. Además los jóvenes no perciben el peligro verdadero por que se presentan en forma de caramelos o estampillas simpáticas pero en realidad los daños son irreversibles.

De la experiencia en estos años puedo afirmar que la emergencia más grande que aflija a los jóvenes de hoy, es la ausencia de núcleos que les acompañen hacia un camino de consciencia del mundo que les rodea. Las familias y las escuelas no están preparadas a los nuevos desafíos y las primeras serían las familias que a menudo son ellas mismas las víctimas de sistemas de dependencias. En varias ocasiones los padres están más atentos a los smartphones que a las exigencias de los hijos o de quienes les circundan. Entonces, mientras que los jóvenes no se distraigan de su existencia interior por quién solo es consumidor pasivo de divertimiento artificial, la familia y la escuela deben tomar su rol como núcleo, para el desarrollo de su personalidad e inducirlos hacia la autonomía. Cierto es que se necesita abnegación y tiempo dedicado a ellos.


¿Cómo ayudamos a los jóvenes hoy?

Existen algunos instrumentos válidos para ayudar en este camino de crecimiento sano. Uno es de seguro el deporte, si es practicado con equilibrio, el otro más innovador, directo y que puede utilizar quién no es deportista es la Estimulación Neural.

La Estimulación Neural combina un ejercicio de meditación cotidiana de 5 minutos, con el objetivo de entrenar el cerebro a “detenerse” y retomar la atención en sí mismo. Mediante la estimulación de algunos centros nerviosos, con el fin de armonizar el sistema por completo, que en consecuencia mejorarán la funcionalidad del mismo. La práctica de esta disciplina acompaña al joven a una mayor consciencia de sí mismo y de la realidad que le rodea, siendo más atento al reconocimiento del peligro.


amigas riendo en la naturaleza


En práctica que sucede: todos los sentidos se activan de manera equilibrada y cuando esto sucede, las decisiones se toman con mayor consciencia, con mayor sentido crítico y de lo que puede hacer bien o no. Ayuda a tomar responsabilidad de sus propias elecciones, alejando las distorsiones provocadas por la infinidad de mensajes externos. Los comportamientos son más regulares: hay mayor voluntad, menos agresividad y disponibilidad a la escucha.

Implementar su uso en las escuelas, junto con otra actividad e involucrando a los padres, ayudará al proceso de reducir los nuevos peligros a los que enfrentamos hoy en día.

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