05 de julio de 2019

Los viajes y la Enseñanza

Escrito por: Lucelia Pissaia

¡Viajes! Sólo con oír la palabra, despiertan en nosotros innumerables sensaciones, expectativas e ilusiones por lo que vamos a vivir...

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¡Viajes! Sólo con oír la palabra, despiertan en nosotros innumerables sensaciones, expectativas e ilusiones por lo que vamos a vivir. Un viaje nos enriquece culturalmente, abre nuestra mente a lo desconocido y nos permite respetar lo que es diferente de nuestra realidad. Por esto, podemos decir que psicológicamente viajar, significa abrir nuestra mente hacia lo nuevo.

Cuando planeamos y realizamos un viaje, eso ya representa el abrir los ojos del Alma. Es como expandir nuestra energía y conectarnos con todo lo que el mundo puede ofrecer.

Todo viaje contribuye a un crecimiento personal, al abrir nuestra mente hacia lo nuevo, nos convertimos en personas más tolerantes. Conocer lugares, culturas y personas completamente diferentes nos da una visión más completa del mundo en el que vivimos. Al final, cuando viajamos, nos damos cuenta de cuántos mundos existen fuera de nuestra realidad, pudiendo ser mejores o peores, son simplemente diferentes y que muchas veces nos vamos a sorprender.

Cuando vemos una película, leemos un libro, vemos una fotografía, nos imaginamos estar allí y luego empezamos a soñar y esta es la mejor parte, cuando empezamos a soñar, porque vamos creando oportunidades y buscando recursos para realizar nuestro sueño, porque sólo tendremos la idea real al encontramos allí. Los viajes dejan grabados en nuestra memoria: imágenes, personas, olores, comidas, sabores, sonidos, canciones, etc.

Tenemos que estar siempre atentos, pues en un viaje muchas veces pueden surgir imprevistos y tenemos que tomar decisiones que tal vez en nuestro día a día no seríamos capaces. Esto es un resultado positivo porque nos convertirá en personas más autosuficientes, con más libertad, y cuando el problema se resuelve viene la sensación buena, la inyección de ánimo para seguir y nuestra autoestima se eleva.

mano que sostiene un compas


¿Cómo empecé y me convertí en una apasionada por viajar?

Desde pequeña, siempre me ha gustado viajar, visitar a mis familiares en otras ciudades. Esperaba ansiosa, contando los días para las vacaciones y poder salir, una costumbre que mantengo hasta hoy. Cuando terminé mi graduación en Educación Física me convertí en técnica de Gimnasia Artística y empecé mi carrera como entrenadora. Me he realizado en todos los sentidos porque me gustaba mucho la profesión, el trabajo con los niños y lo mejor: los viajes, donde íbamos en las competencias en varias ciudades de Brasil, incluso algunas internacionales. Así fueron años de mi vida.

En 2001 conocí a Manos sin Fronteras y cambió muchas cosas en mí vida. Había cerrado mi carrera como entrenadora, sin embargo formaba parte de la Federación Paranaense de Gimnasia, organizando los campeonatos y seguía en la Universidad con trabajo burocrático y en organización de eventos. Comencé a participar más efectivamente en las actividades de la Enseñanza, realicé todos los cursos y empezó una nueva fase para mí.

Con la práctica de la meditación y la técnica de Estimulación Neural - 5 minutos diarios - aprendí a ser una persona menos ansiosa, más desinhibida, tener más confianza en mis actitudes y para tomar decisiones. Fue un cambio que contribuyó sumando a estos y muchos otros factores en mi día a día. Así surgió la oportunidad de unir la experiencia que había adquirido en mi vida profesional en la organización de eventos y empecé a contribuir en los eventos, cursos y viajes. Una sensación maravillosa de sentirse útil y formar un equipo de trabajo unidos por un objetivo común: La Enseñanza.

Foto de viaje en Israel

Mi dedicación e implicación fueron creciendo y vinieron los Cursos Especiales, viajes programados por la precursora de Manos sin Fronteras, "La Jardinera". Viajes que no son simples viajes de turismo o trabajo, sino vivencias que proporcionan un nuevo descubrimiento, un conocimiento con temas específicos abordados por la Enseñanza.

Desde el 2005, participo cada año en estos viajes, fueron innumerables países, no sabría decir cuál es el mejor. Cada uno vive la experiencia diferente, algunos lugares ya repetidos, pero el viaje nunca es igual, en cada situación nosotros estamos en un estado emocional diferente, y así que las sensaciones, las emociones, las relaciones, siempre serán diferentes, proporcionando en cada viaje un crecimiento espiritual.

Dejo aquí mi invitación para que vengan a participar y vivir estas experiencias en los viajes con Manos sin Fronteras.

En cada viaje, en cada participación, descubrirás tu verdadera esencia, superarás tus miedos y barreras, harás nuevas amistades, conocerás diversas religiones y valores desarrollando tu espiritualidad, cerrando ciclos de tu vida, un descubrir que ninguna otra técnica te podrá proporcionar. Son siempre lugares elegidos especialmente por La Jardinera, que son transformadores en la vida de cada uno, como fue para mí.

Foto de la autora

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