He viajado a muchísimos lugares por todo el mundo con Manos sin Fronteras. Cada viaje es único y diferente del otro...
He viajado a muchísimos lugares por todo el mundo con Manos sin Fronteras. Cada viaje es único y diferente del otro, pero algo que no cambia es la preparación para antes de cada curso.
Lo primero que hago para ir a un Curso Especial a otro país, es desearlo intensamente e inscribirse en el momento en que lo anuncian. Tomar la decisión y decir: “yo voy” y luego el Universo se encarga de todo. Lo principal es decidirse a ir, pues es ahí que el viaje empieza.
En ese momento comienzo a hacer números, ver cómo poder ir consiguiendo el dinero, tal vez alguien te preste su tarjeta, lo puedas conseguir de alguna caja de ahorros o incluso pidiendo un préstamo. Empiezo a ahorrar lo más que pueda. Dejo de comprar ropa, cosas que no son necesarias y que ni se utilizan. Y así se empiezan a mover las manecillas del Universo. Mis hermanas, sobrina, o mis amigas me empiezan a regalar ropa, zapatos, de todo. Hay incluso días que todo lo que llevo puesto me lo han regalado, lo cual me permite seguir ahorrando para esos viajes especiales. Luego aparecen oportunidades con las cuales no cuentas, como por ejemplo un nuevo proyecto, un nuevo trabajo o se abre una puerta y esas oportunidades hacen que te entre más dinero para ese viaje.
Por ejemplo, cuando fue el curso de Marruecos, tenía vencido el pasaporte y al ir al banco para pagar el tramite me encontré a 2 conocidas de una junta, y ahí mismo me invitaron a ir a unos cursos de huertos orgánicos en la Universidad del Caribe. Además me enseñaron a hacer tintura, jarabes, pomadas, jabones y muchas cosas más. Gracias a esto, logré aprender nuevas cosas para poder vender y poder ir a ese curso especial.
Unos días antes del viaje, procuro hacer el ejercicio del Eje, sí me da tiempo, todos los días, para estar consciente de ese viaje que estoy por hacer. El día del viaje y desde el taxi empiezo a repartir volantes de los cursos de estimulación Neural. Una vez en el avión le hablo a las personas que están a mi lado, compartiendo lo que he aprendido y hablando sobre Manos sin Fronteras. Algo que hago aunque sea en otros viajes que hago por tierra.
Llegando al Curso Especial comienzo a observar todo, pues hasta en lo más sutil nos dan señales que el curso ha comenzado. He llegado a ver nubes en forma de ángeles y muchas maravillas. Me preparo meditando antes de levantarme, me siento siempre como si estuviese durmiendo. También medito en los trayectos cuando va uno en el autobús durante el curso. Observar por la ventanilla y anoto todo lo que dicen los guías para poder disfrutar del viaje al máximo.
Sin importar la preparación que hagamos, los cursos especiales con la Jardinera son viajes increíbles, llenos de aprendizaje, pero si damos un poquito más de nosotros, meditamos y estamos alerta, podemos percibir esas señales que nos recuerdan que estamos acompañados y conectados los unos a los otros, podemos encontrarnos a nosotros mismos de maneras inesperadas. Así como disfrutar de cada lugar de una manera distinta y enriquecedora.