La violencia no es nada más que inseguridades y miedos traducidos en múltiples formas, tanto físicas, sexuales o psicológicas...
La violencia no es nada más que inseguridades y miedos traducidos en múltiples formas, tanto físicas, sexuales o psicológicas. Todos los humanos hemos recurrido o recurrimos a la violencia en muchas circunstancias, ya sea como golpeando o gritando a alguien, pero esto no es la única violencia que existe en nuestro planeta.
Violencia es también los incendios forestales, violencia es la desnutrición infantil, violencia es la contaminación, así como lo es un insulto o como lo puede ser el silencio. El patriarcado, el pensar que una persona es dueño de la otra, la discriminación y los asesinatos, todos son tipos de violencia.
Lo cierto es que hablamos tanto de violencia: la estudiamos, teorizamos y damos vueltas en torno a ella, y resulta que pocos sabemos darnos cuenta y tomar acción cuando somos violentados. Estamos constantemente en ambientes tóxicos y hostiles, y todos los días corremos riesgos. Pasa cuando menos te lo esperas y muchas veces hasta entramos en negación para no confrontar la situación. A veces es el miedo el que nos paraliza, o la vergüenza del qué dirán, o incluso el amar tanto a la otra persona de no creerla capaz de que te haga daño.
Hace un par de años tuve una experiencia violenta que me enseñó que yo soy la única arquitecta de mi destino, no un hombre, no la sociedad, no lo que la gente pueda pensar de mi. También que hay cosas que simplemente suceden y no tenemos el control sobre ello. No es algo que sea de la noche a la mañana que lo cambias y decides alzar la voz. Empieza por verlo, aceptarlo, y comprender que no mereces que te traten así. El valor hacia ti mismo es la clave y el comprender que nadie tiene derecho a hacerte daño.
Lo que importa no es lo que nos pase, sino el cómo nosotros reaccionamos ante ello, esa reacción nos define. Podemos convertirnos en víctimas y creer que el mundo tiene la culpa de todo lo que nos pase, vivir con rencor, miedo, rabia. O podemos tomar las riendas de nuestras vidas, ser responsables y cambiar nuestra conducta en pro de nuestros sueños y metas. Para mi fue abrir los ojos, aceptar y seguir adelante.
La resiliencia es fundamental para sanar esas heridas emocionales y psicológicas. Tomar los cursos de Estimulación Neural, y en especial el chakra 6, ha sido crucial en mi vida y en mi forma de experimentar el mundo. He desarrollado mis habilidades de una manera increíble, tengo un panorama más claro y amplio porque la meditación me da paz mental y la Estimulación Neural me da bienestar físico.
Ahora veo que la violencia está ahí, soy consciente que está afuera, es el resultado del estrés colectivo. La violencia no está dentro de las personas, se aprende y se puede desaprender, desde llamar a un amigo en el tráfico en vez de tocar bocina y gritar, por ejemplo. Ahora cuento con estas grandes herramientas para decidir todos los días ser la protagonista de mi vida y actuar con amor, conciencia y empatía.