Una mirada al Tai Chi Chuan

En una reunión conocí a una persona que practicaba Tai Chi Chuan y tras escuchar su experiencia recibí mi primera clase, hace 21 años.

Me impactó que aprendí a caminar sin estrés, a tomar conciencia y a disfrutar de todo lo que me rodea. Empecé a bajar la velocidad al caminar, me cansaba menos y aprendí a manejar el estrés.

El Tai Chi es un arte marcial de origen chino practicado por todas las generaciones. Con aplicaciones terapéuticas originario del imperio chino, y cuya práctica está relacionada con el equilibrio físico y psíquico.

Tai significa acción, chi significa energía, es un movimiento de energía en nuestro cuerpo. De acuerdo a la filosofía oriental, la enfermedad se produce por un bloqueo de energía en nuestro cuerpo por diferentes causas y en Tai Chi Chuan se realiza un trabajo de energía para que ésta fluya libremente.

Con la práctica del Tai Chi Chuan se aprende además de respirar, a concentrarse, a relajarse, a conectar cuerpo y mente y a mejorar la coordinación. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan muchas personas en estos días: dolores de espalda y de articulaciones debido al confinamiento y al teletrabajo en casa es que ayuda a corregir la postura. La práctica habitual del Tai Chi Chuan, aumenta la elasticidad, la flexibilidad, se notan mejoras en su fuerza, su equilibrio, su coordinación y su resistencia física.

Si alguna vez han visto en un parque a personas practicar el Tai Chi Chuan, pueden ver que se hacen movimientos lentos, circulares y coordinados. Este arte se puede practicar desde el punto de vista terapéutico, pero también desde un punto de vista marcial. El Tai Chi Chuan no es una actividad solo para personas de la tercera edad, en realidad no existe límite de edad para practicarlo.

En mi práctica diaria he aprendido algo tan sencillo, pero de mucha ayuda cuando camino, y es que al caminar no puedes levantar el pie de atrás, hasta que el primero esté firme en la tierra, con esto evitamos caernos y no perder el equilibrio. También lo puse en práctica en mi vida y es dar un paso a la vez.

Hace 24 años me acerqué a Manos Sin Fronteras, una organización internacional que promueve el autoconocimiento, la solidaridad y el servicio. Manos Sin Fronteras ofrece un curso de Estimulación Neural, que es una técnica de auto-tratamiento, que actúa sobre algunas terminales nerviosas específicas del cuerpo y es realizada con las manos, y proporciona un equilibrio psico-físico y emocional.

En la práctica del Tai Chi Chuan, las manos están siempre en movimientos lentos y coordinados, la mirada y la atención puesta en ellas, se siente un hormigueo en las manos por toda la energía que se mueve. La flexibilidad que se logra en nuestras manos y en todo nuestro cuerpo, también me ha ayudado para adaptarme con facilidad a diversas circunstancias o para acomodarme a las distintas situaciones o necesidades.

Hace año y medio, tuve problemas con mi espalda, empecé hacerme todos los días los tratamientos de la Técnica de Estimulación Neural y las meditaciones me ayudaron mucho para continuar con mis actividades. El Tai Chi Chuan me ayudó a corregir la postura, mejorar la flexibilidad, y fortalecer la espalda. Durante todo ese tiempo, pude estar activa en ayudar con mis manos en los tratamientos y a compartir esta técnica para que muchas personas se beneficien.

Agradezco a la Fundadora de Manos Sin Fronteras Internacional, cariñosamente conocida como La Jardinera, quien nos dá el regalo más grande, que es su corazón y todo su amor.