Después de hacer el curso del primer nivel de Estimulación Neural... confié en lo que mi cuerpo y mi interior sentían y así hice el segundo nivel y después el tercer nivel
Me llamo Angela, tengo 41 años y soy enfermera.
He entrado en contacto con la asociación Manos Sin Fronteras muchos años atrás, tal vez el año 2003, totalmente por coincidencia: una amiga que conocía de poco tiempo pero que era muy interesante, me propuso participar en un curso en casa de una conocida. Le pregunté sobre qué se trataba, me contestó que era para mi bienestar y me motivó con simpatía a participar.
Se trataba de un curso de primer nivel para aprender la Estimulación Neural, la practiqué por primera vez, así como la meditación.
En ese entonces tenía alrededor de 24 años y estaba hecha pedazos. Hacía 8 años que sufría de bulimia, una enfermedad terrible que expande el vacío interior, que poco a poco te hace más frágil e insegura, me había deteriorado psicológicamente y físicamente. Era esclava de la comida, pero no lograba superarla; a pesar de que en los últimos años hice grandes esfuerzos para salir de esa situación, mi voluntad no era suficiente. No podía más. Había comenzado un proceso de psicoterapia, caminaba siempre que podía para desahogarme y para estar fuera de casa el tiempo máximo posible, había comenzado a trabajar, lo cual me ayudó, pero no era suficiente.
Después de hacer el curso del primer nivel de Estimulación Neural. Me hicieron el equilibrio, los tratamientos y meditamos. Desde el día siguiente me sentí mejor, comencé a practicar con disciplina y constancia la meditación todos los días porque entendía que me tranquilizaba. De vez en cuando me hacía los tratamientos. Sin cuestionármelo demasiado confié en lo que mi cuerpo y mi interior sentían y así hice el segundo nivel y después el tercer nivel. Me recuperé definitivamente de ese horror llamado bulimia.
No sé qué sucedió exactamente ni cuándo, todo pasó de manera natural, mi espíritu se curó y mi obsesión por la comida desapareció. Obviamente era el inicio de un proceso porque aún tenía dificultades a comer tranquilamente pues el cuerpo se debía acostumbrar a los diferentes niveles de glucemia. No podía dormir, a nivel psicológico y emotivo debía comenzar de nuevo, mi seguridad y la autoestima. Pero finalmente me encontraba en un momento decisivo y podría mejorar mi condición.
Desde entonces no he dejado ni la técnica ni la meditación, me acompañan en la vida cada día, se han convertido en un eje y una referencia. Si tengo preocupaciones, cualquier cosa que me hace entrar en alarma o en ansia, medito por más tiempo. Los beneficios de la meditación son enormes, todos la deberían practicar.
Si tengo cualquier dolor o me siento cansada, o si por ejemplo tengo un resfriado, me trato los centros vitales apropiados y eso basta para resolver diariamente tantos pequeños problemas. La calidad de mi vida ha aumentado y puedo responder de una manera adecuada a las necesidades del trabajo, a mi familia y a mi pareja.
Mi vida ha cambiado totalmente gracias a la Estimulación Neural, para mejor.
Si por casualidad se preguntan si hubiera podido salir adelante y sanar sin la técnica y los tratamientos, la respuesta es NO, estoy absolutamente convencida, al menos a corto y medio plazo.
Les invito a todos a reflexionar sobre su propia condición: pregúntense si por casualidad quisieran dar un cambio positivo a su existencia, mejorar su humor y su salud, si es sí, saben que existe una técnica maravillosa que les puede ayudar a realizarlo.