03 de febrero de 2021

Olvida la perfección

Escrito por: Daniela Giron

En marzo 2020 comenzó una etapa muy dura emocionalmente. Cambie de un equipo muy relajado a un equipo inundado de trabajo, bajo mucha presión, con personas muy perfeccionistas y muy exigentes. La receta perfecta para un equipo completamente disfuncional.

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En marzo 2020 comenzó una etapa muy dura emocionalmente. Cambie de un equipo muy relajado a un equipo inundado de trabajo, bajo mucha presión, con personas muy perfeccionistas y muy exigentes. La receta perfecta para un equipo completamente disfuncional.

Nos llevábamos bien y hacíamos bien nuestro trabajo, pero todos esperábamos la perfección de los demás y de nosotros mismos, y al tener una expectativa imposiblemente alta, pues claro que no llegábamos a ella y esto alimentaba nuestras inseguridades, nos dábamos caña, formábamos más protocolos y reglas hasta el próximo fallo y como equipo estábamos en un ciclo destructivo.

Fue un periodo donde me enojaba mucho en el trabajo, me sentía injustamente tratada, sentía que no me valoraban, me sentía insignificante. Reconocía también que todas estas eran señales de un problema interior; entonces me iba, meditaba, regresaba más calmada, pero a las 2 horas ya andaba cabreada otra vez.

Hubo varios eventos que me comenzaron a abrir los ojos hacia el porqué de mi malestar, uno muy fuerte fue haber logrado ir a Rose des Pyrénées en el verano con un grupo lindísimo y tener la oportunidad de hacer el ejercicio de la Escalera de Las Emociones con La Jardinera y con Lucia. Estoy super agradecida de esos días y el trabajo que hicimos.

 Rose des Pyrénées

Escuchar los mensajes de La Jardinera fue una ayuda tan grande y en esos días difíciles, al leerlos despejaba mi mente, lograba respirar de nuevo y poner en perspectiva los problemas y las emociones. Fueron y son una motivación para escuchar la vocecita que te pide que te muevas y actúes.

La red de soporte que tenemos en Manos es un regalo increíble, fue el tener una amiga que me dijo las cosas tan simples como las veía y sentir el enojo y las emociones que me subían con sus palabras, que luego me ayudaron a comprender que este enojo y malestar tan grande que sentía era por:

  1. Valorarme en base a la aprobación de los demás - una peligrosa montaña rusa donde te sientes hasta encima o hasta lo más bajo, dependiendo de con quién hables ese día.
  2. No querer ver ni aceptar mi habilidad en el trabajo, si me confundo no darme caña, aceptar para poder aprender la lección. Y dejar el masoquismo, si me confundo no quiere decir que no sirvo para nada. Simplemente dejar de luchar y aceptar.

A veces nos encerramos en una cárcel de expectativas, las nuestras, las de los demás, las que pensamos que tienen los demás y nos encontramos saboteando nuestra propia felicidad. Pero de la misma manera que nos encerramos, podemos salir, con una meditación para escuchar nuestro corazón, permitiéndonos cometer errores sin culpas o castigos, amándonos un poco porque merecemos ser felices.

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