Todos conocemos la culpa, nos la enseñan desde muy pequeños y forma parte de nuestra educación. Pero sentirse culpable por todo trae más daños que beneficios. ¿Es posible dejar atrás la culpa?
Todos conocemos la culpa, nos la enseñan desde muy pequeños y forma parte de nuestra educación. Pero sentirse culpable por todo trae más daños que beneficios. ¿Es posible dejar atrás la culpa? En mi opinión, sí. Cada uno de nosotros merece ser feliz. Para superar algo hay que entenderlo, pero hablar de la culpa es difícil, no puedo decirte "esta es la culpa" no de la misma manera que te digo esta flor: "es una margarita" (actualmente en el jardín y bajo algo de nieve, pero poco a poco vendrán más). Puedes abrir el diccionario y encontrarás algunas definiciones bastante largas.
En general es una acción contraria a una ley, una regla moral o algo más personal (como no alcanzar una meta). Todos conocemos la culpa, un sentimiento que existe en alguna parte y que nos puede seguir afectando, aunque hayan pasado los años.
A medida que vivimos acumulamos buenas experiencias, alegrías, penas e incluso culpas. Una a una comienzan a formar un peso invisible sobre nuestros hombros. Invisible pero no ligero.
Pero podemos soltar esta carga, dejar a atrás la culpa.
Aceptar el pasado, lo que pasó es lo que pasó, no puedes cambiarlo, modificarlo, reescribirlo, borrarlo... El pasado es lo que es nos guste o no. Si tienes una máquina del tiempo puede que hayas resuelto el problema, pero ¿qué pasa si no la tenemos y en el supermercado nos dicen que se las hay llevado todas ya? Bueno, entonces hay que volver al viejo trabajo sobre nosotros mismos, no creo que pase nunca de moda, pero hay que tener el valor de emprender el viaje.
Puede que no te sientas orgulloso de las decisiones que has tomado, pero lo importante es levantarse tras la caída, aprender del error y no repetirlo, no sentirte culpable ni deprimido por ello. Negar o ignorar lo que nos duele de nuestro pasado no ayuda, quizás al principio sí, pero a la larga no. Lo que nos pasó forma parte de nosotros, para bien o para mal, experiencias positivas y negativas. No hay una "receta universal" para aceptar el pasado, cada persona es diferente y diferentes son sus experiencias de vida. A medida que se avanza se entienden las cosas, pero hay que hacer mucho por uno mismo, entender lo que nos molesta, cómo nos sentimos, etc. Hasta llegar a una versión mejor de sí misma, en paz con el pasado y feliz por la persona que nos llevó a ser. Aceptar el pasado no es fácil, hay cosas que llevan tiempo, pero paso a paso se llega a algún sitio, lo importante es continuar.
Acéptate como eres. Cómo eres por fuera y por dentro. Aceptar tu cuerpo también es importante, aunque nuestro cuerpo no cumpla con los estándares de belleza clásicos o con lo que la sociedad quiere. Si estoy en paz con mi cuerpo dejaré de sentirme culpable por comer un chocolate de más, pero si me preocupa la forma de mi cuerpo quizá haga unos minutos más de entrenamiento y ya, es mi decisión. Hablar de cómo eres por dentro es más difícil. Tenemos muchos lados, somos seres únicos (No ponga mala cara lector porque así es). La perfección no existe, alguien puede encontrarnos simpáticos, alguien antipático, alguien raros, etc... de nuevo se trata de equilibrio y de sentirse bien con uno mismo.
Acepta la realidad. Si el pasado es inmutable con el presente y el futuro podemos hacer algo al respecto. Podemos elegir qué hacer y cómo evolucionar, cómo continuar, cuál será la siguiente etapa de nuestro viaje. Pero hay algo que escapa a nuestro control, como debe ser. Nuestra felicidad también depende de nuestra capacidad de aceptar, de reconciliarnos con nuestras propias imperfecciones y las de los demás. Perseguir objetivos imposibles es una fuente de insatisfacción, de la misma manera que detenernos y ponernos limites puede ser auto destructivo. Hay quienes son soñadores y quienes son realistas, pero no son más que etiquetas.
Soñar es importante, tener esperanza es importante pero perderse en planes, proyectos y sueños olvidando vivir la realidad, lo que nos rodea y lo que está sucediendo ahora es un error, o al menos esto es lo que yo pienso. Todos tenemos un juez interno que emite juicios. Juzgamos todo el tiempo, a veces incluso cuando no deberíamos y/o no tenemos los requisitos necesarios, pero es lo que hacemos.
Muy a menudo los que somos más duros con nosotros mismos, no nos permitimos nada. Pero encerrándonos en una jaula de exigencias no llegaremos a ninguna parte. A veces ayuda hablar, pero a menudo pensamos en el juicio de los demás. Esto no debe detenernos, valemos, somos importantes y a veces tenemos que darnos prioridad. Intentemos confiar en los amigos a pequeños pasos, tarde o temprano encontraremos a alguien con quien hablar de verdad y abrir un intercambio sincero para el crecimiento de ambos. Si los problemas son graves, también puedes acudir a un experto.
Tengo mucha suerte porque tengo una gran familia de amigos internacionales: los voluntarios deManos Sin Fronteras. Muchos de ellos me conocen desde hace años y somos muy amigos, realmente los considero una segunda familia. La Estimulación Neural y la meditación son grandes herramientas, realmente ayudan en este proceso de aceptación. Una meditación de 5 minutos puede hacer el stop a las emociones extremas y devolver el equilibrio emocional. Una meditación puede ayudar en este viaje hacia uno mismo, encuentro mi centro y luego me tomo tiempo para mí. Agradezco a La Jardinera que siempre nos ayuda y nos apoya.