Estamos acostumbrados a pensar que la Espiritualidad es esa extraña práctica desconocida por la mayoría de la gente, reservada más bien a unos pocos.
Estamos acostumbrados a pensar que la Espiritualidad es esa extraña práctica desconocida por la mayoría de la gente, reservada más bien a unos pocos. Pocos individuos considerados "fuera de este mundo", carentes del sentido de la realidad a causa de ideas extrañas. Nunca había pensado en la búsqueda interior como algo alegre. Siempre tuve la idea de un camino largo, agotador y complicado. Después de casi tres años de practicar la meditación a diario, puedo confirmar que todas estas cualidades existen y son reales. No es fácil encontrar el equilibrio, porque significa quitar el polvo y sacar nuestro verdadero yo. Pero avanzar en este camino no significa sólo eso. Significa trabajar para poder vivir mejor y más feliz.
Pero para alcanzar la serenidad, hay que recorrer el camino con felicidad. Esto no se puede conseguir si nos mantenemos serios; lo conseguiremos si disfrutamos de lo que la vida nos ofrece mientras tanto. Aquí, pues, la Espiritualidad tendrá que incluir la alegría y el estar alegres con esa alegría que nos viene de dentro, del corazón.
En los últimos días he sentido una profunda paz. Es como si en lugar de mi corazón estuviera el Universo, las estrellas. Siento que mis sentidos están más despiertos. Me gusta el sabor de la comida, de cualquier comida. ¡Y los olores! Las cosas para comer huelen bien, el aire huele bien - cada estación huele diferente. Mientras como, huelo los alimentos, por lo que capto su esencia. Me encanta que la brisa de la noche me dé en la cara y me relaje antes de acostarme, quizás dándome un masaje facial. La sensibilidad es la puerta que nos lleva a los recuerdos. Un plato que cocinaba la abuela, un aroma de la infancia o algo mucho más antiguo, atemporal. Recordar, a su vez, es la clave para avanzar.
Sin embargo, a menudo nos sentimos atascados e inseguros sobre la decisión a tomar. Somos tan indecisos que nos quedamos parados, dejando que todo siga su curso sin poder, sin embargo, avanzar al mismo ritmo. Luego viene el victimismo. Estamos acostumbrados a hacernos las víctimas cuando las cosas no van bien, sin querer entender por qué van mal. La mayoría de las veces no aceptamos ser la causa de lo que no va bien, simplemente porque preferimos creer en un destino adverso antes que intentar hacer un esfuerzo para encontrar la felicidad más adelante. Queremos comodidad y queremos tranquilidad, sin quizá encontrarlas.
Entonces, como dice LJ, "aceptar es tener nuestra Alma siempre en armonía y llena de entusiasmo y de Amor". Ser espiritual es muy diferente a estar alejado de la realidad. Al contrario. Necesitamos llevar dentro de nosotros la fuerza de la belleza que proviene de las sensaciones, porque las sensaciones nos conectan con el Universo, con los recuerdos y con el verdadero Amor, que es el amor por todo, por el mundo, los árboles, la hierba y las personas. Le agradezco a LJ que nos haya ofrecido la maravilla de esta conexión.